Revolución

El Capitalismo, el Estado y otros sistemas de opresión no pueden ser eliminados mediante el voto o la convicción. Las clases oprimidas deben llevar a cabo una lucha revolucionaria contra los sistemas de dominación de las clases dominantes y sus defensores. Esta lucha incluirá la destrucción del estado; la expropiación de toda la tierra, el capital, las instituciones sociales y la riqueza que están en manos del capital; el fin de los sistemas económicos de clase; y la eliminación de todas formas de opresión.

Los viejos y opresivos órdenes políticos, económicos y sociales deben ser reemplazados por instituciones para la toma de decisiones que sean directamente democráticas, igualitarias y auto-organizadas. Estas instituciones populares deben estar vinculadas de manera federada desde el nivel local al nivel global, con el fin de organizarse para satisfacer las necesidades comunes y en torno a los asuntos comunes. Buscamos un sistema económico que sea controlado socialmente mediante estas estructuras cooperativas que distribuyan nuestros productos sociales según necesidades y deseos. Por ello, llamamos a una revolución social donde nuestras vidas, trabajos y productos mismos sean transformados, más que una revolución meramente política donde la producción capitalista sea redistribuida, reordenada y repartida.

Sin embargo, las clases dominantes no cederán sus privilegios sin dar la pelea y utilizarán medios violentos, mentiras, acaparamiento de recursos y cualquier otro medio para mantener el estado, el capitalismo, y otras formas de privilegio y opresión. Es probable que también existan varios partidos y organizaciones que intenten neutralizar la vasta lucha de las clases oprimidas intentando centralizar el poder en sus manos, supuestamente “en nombre de” la lucha revolucionaria. La lucha revolucionaria de las clases oprimidas debe defender su autonomía tanto de las clases dominantes como de cualquier grupo político que intente utilizar la revolución para sus intereses particulares.

La lucha revolucionaria debe organizarse para la auto-defensa. Deberán formarse grupos de auto-defensa popular responsables ante y controlados directamente por los concejos y asambleas democráticas de sus comunidades. Nuestra meta es la liberación de la humanidad, y el uso táctico de una violencia que reproduce las relaciones autoritarias es lo contrario de esa liberación.

Es imposible saber con exactitud cómo surgirá un sistema como éste; puede que se inicie en nuestra región y se extienda, o emerja a lo largo de una red de regiones, o mediante un gran derrumbe del poder establecido. A pesar de esto, afirmamos la necesidad de una revolución mundial. Cualesquiera sean los cambios que ocurran a medida que la revolución se expanda y defienda, debemos mantener siempre en mente que nuestra tarea es profundizar lo más posible la creación de alternativas anarquistas vivientes dentro de los procesos populares.

El rol de los miembros de nuestra organización revolucionaria en esta lucha es el de ser pares que plantean argumentos y buscan tener influencia mediante la participación dentro de la lucha revolucionaria popular; ser activos militantes en pos de luchas revolucionarias directamente democráticas; y participar en la defensa contra aquellos que busquen dominar estas luchas revolucionarias populares mediante la coerción o buscando instituir sistemas de control, dominación o explotación.

Buscamos construir movimientos horizontales que reflejen las complejidades propias de una lucha revolucionaria—movimientos revolucionarios abiertos que combatan la explotación capitalista y los sistemas interconectados de opresión. En consecuencia, buscamos vincularnos críticamente con las tradiciones del anarquismo y el comunismo, así como con el feminismo, la liberación queer y el anti-racismo, que ofrecen importantes contribuciones a la lucha contra el capitalismo.