El Estado

El estado es una institución de dominación de una minoría de clase que se reproduce como relación social en toda la sociedad. Este poder es sostenido mediante un monopolio de la violencia tanto como por la transmisión y reproducción de relaciones estatistas de poder en toda la sociedad. Aunque la violencia es la forma más obvia de poder estatal, estamos más cerca de su poder en las relaciones de autoridad que establecemos en nuestros hogares, lugares de trabajo y escuelas, donde la violencia directa por parte del estado juega un rol diferente. El poder del estado es sostenido por sistemas y redes de consentimiento más que por la fuerza. El estado capitalista moderno tal como lo conocemos se desarrolló en paralelo con el capitalismo en Europa Occidental y se ha expandido a casi todo el globo, y en todos los casos se ha puesto del lado del poder económico, en contra los intereses de la gran mayoría de la población. Hoy, el estado mismo es uno de los principales actores en el mercado capitalista. Mientras que el estado expresa los intereses de aquellos que lo controlan, esto no significa que la clase dominante esté siempre unificada. Vemos que varias figuras y agrupamientos que han tomado las riendas de los aparatos estatales han utilizado el estado para desarrollar y transformar ciertos sectores de la economía, a menudo contra los intereses de otros sectores del capital y han usado el estado como vehículo para alinearse y competir con otros actores estatales. Las ideologías y la retórica que han acompañado a estos esfuerzos a menudo han tenido efectos desorientadores y debilitadores sobre los movimientos revolucionarios y de clase trabajadora.

Para organizar una sociedad revolucionaria, debemos tener instituciones que reemplacen las funciones sociales necesarias que el estado y el capital han distorsionado y monopolizado. Históricamente, estas instituciones han tomado la forma de concejos horizontalmente organizados en los lugares de trabajo y las comunidades. En vez de instituciones de dominación de clase profesionales y coercitivas, creemos que el futuro de la humanidad se halla en instituciones organizadas para la democracia directa, sin clases o jerarquías institucionalizadas. Creemos que estas formas tienen un valor, pero también pensamos que la clase trabajadora y los pueblos oprimidos probablemente crearán nuevas e innovadoras formas de auto-actividad y auto-gestión.

Aunque estamos a favor de las luchas que mejoran nuestra situación, la forma en la que luchamos por los cambios hace una diferencia. Nos oponemos a una estrategia de cambio social centrada en las elecciones y el lobby porque ambas se concentran en que los líderes políticos tomen las decisiones a través de las instituciones estatales, más que en construir movimientos de masas, solidaridad y acción directa colectiva. Puesto que el estado es una institución construida para servir a la clase dominante y explotadora, no hay esperanza para la liberación de la clase trabajadora en la conquista del estado o la creación de nuevos estados.