Sindicalismo

La clase trabajadora no desarrolla la capacidad para liberarse de la noche a la mañana. A través de un proceso más o menos prolongado, los y las trabajadoras pueden romper con el fatalismo y el hábito de someterse a las jerarquías, superar las divisiones (de raza o género, por ejemplo) y desarrollar las habilidades y la confianza en sí mismos, la solidaridad y la fortaleza organizacional que son necesarias para desafiar el régimen capitalista.

Sin nuestro trabajo, la economía se paralizaría. Esta es la principal fuente del poder colectivo de la clase trabajadora. Las acciones de gran escala como las huelgas generales le permiten a la clase trabajadora reconocer su poder colectivo. La autogestión de las luchas, los sindicatos y otras organizaciones de masas produce en los participantes la confianza en nuestras habilidades y en nuestra capacidad para gestionar las cosas por nosotros mismos.

El sindicalismo ha tenido dos tendencias en la historia. A veces las y los trabajadores han desarrollado su propio sindicalismo de base en los lugares de trabajo, donde actúan “en unión” unos con otros, y controlan sus propias luchas contra el patrón—un sindicalismo controlado por los y las trabajadoras.

Por el otro lado, también ha existido una tendencia hacia un sindicalismo burocrático, controlado por jerarquías pagadas que no trabajan como los demás. El sindicalismo de tipo burocrático se consolidó fuertemente en Estados Unidos y en otros lugares después de la Segunda Guerra Mundial. Los sindicatos limitaron su acción a meros asuntos salariales y de beneficios, y a las negociaciones rutinarias, sector por sector. Las huelgas generales y las batallas campales de los años previos a la Segunda Guerra Mundial se fueron convirtiendo en un vago recuerdo. La burocracia llegó a monopolizar las negociaciones con los empleadores, y alentó a los trabajadores a buscar en los políticos las soluciones a los asuntos que iban más allá de la negociación colectiva. Así, los trabajadores fueron impulsados a ver al sindicato como una agencia de servicios.

Las jerarquías pagadas tienden a ser alérgicas a la acción militante, queriendo minimizar los riesgos legales y financieros de la organización sindical. Operan para contener las luchas dentro del marco de relaciones duraderas con los empleadores.

La alternativa al sindicalismo burocrático es la reconstrucción de un contra-poder obrero mediante la afirmación de una tendencia a la acción y la organización de base de los trabajadores, con independencia de las burocracias sindicales y los partidos políticos.

La forma de sindicalismo que promovemos es el sindicalismo de clase controlado por los y las trabajadoras. Sindicalismo de clase quiere decir organizarse para unir a todos los y las trabajadoras en una lucha contra las clases dominantes. Esta forma de sindicalismo se construye desde abajo hacia arriba, pero no se limita a pelear por las condiciones de vida de los trabajadores en una industria o una compañía en particular, sino que se esfuerza por establecer vínculos y solidaridad con otros trabajadores y trabajadoras.

El sindicalismo de clase es particularmente visible en acciones masivas tales como huelgas generales contra el estado o contra todos los empleadores. El sindicalismo de clase controlado por los trabajadores es autogestionado por sus miembros, se construye sobre la participación masiva, y se esfuerza por extender la solidaridad y vincularse más allá de las divisiones por sector, nivel de ingreso o fronteras. El sindicalismo de clase se erige sobre la solidaridad de clase, que se expresa en la consigna “Un ataque contra uno es un ataque contra todos”. Esto significa que los ataques que se deben a diversas formas de opresión (como las raciales, sexuales o por estatus migratorio) no pueden ser ignoradas.

Este tipo de sindicalismo que promovemos es controlado por los miembros, se esfuerza por extender la solidaridad y los vínculos entre trabajadores, se basa en la acción directa colectiva, combate todas las formas de desigualdad y opresión, y rechaza la idea de asociarse con los patrones.

La clase trabajadora no puede liberarse a menos que tome bajo su control los medios de producción y distribución. Esto presupone el desarrollo de un movimiento obrero de masas que tenga una historia y una práctica de luchas autogestionarias y sus propias organizaciones, y junto con ello, la aspiración a reemplazar la autocracia industrial existente con la autogestión en una sociedad socialista y libre. La emergencia a gran escala de un sindicalismo de clase controlado por los trabajadores crea el potencial para esta transformación liberadora de la sociedad.

Con el fin de transformar el movimiento de trabajadores, respaldamos los esfuerzos por construir sindicatos controlados por los trabajadores que sean independientes de las federaciones sindicales burocráticas. Pero la verdad es que los sindicatos burocráticos pro-patrones existen en una serie de industrias importantes. No podemos ignorarlos o permanecer distantes de ellos, puesto que de hecho los trabajadores los utilizan como medios para defenderse de los empleadores. Tenemos que participar en estos sindicatos y organizarnos dentro de ellos. Para este fin, respaldamos la construcción de movimientos o tendencias de trabajadores de base al interior de estos sindicatos, pero con independencia de la burocracia. El tipo de movimiento de trabajadores de base que proponemos no debiese apuntar solamente a elegir un nuevo liderazgo en los sindicatos pro-empresa sino también a hacer del movimiento obrero un movimiento social basado en la participación de masas, la solidaridad, el control por parte de los miembros y la lucha por cambios sociales fundamentales.