Raza y Supremacía Blanca

Históricamente, la supremacía blanca se ha desarrollado de forma entrelazada con el capitalismo, se reproduce en todas las relaciones sociales y, en distintas medidas, es practicada por todas las instituciones. Estados Unidos desarrolló un sistema capitalista que se construyó sobre la dominación racial de pueblos oprimidos, colonizados, esclavizados y desplazados, que hoy se manifiesta como un conjunto de complejas relaciones sociales jerárquicas dentro de la sociedad. La blancura misma se desarrolló a lo largo de esta larga historia de opresión como una herramienta para justificar el robo extendido de tierras y recursos, la deshumanizante hiper-explotación del trabajo y la destrucción de las sociedades de las que fueron violentamente desarraigadas. Las ideologías y políticas racistas se desarrollan continuamente no sólo para justificar las injusticias y horrores perpetrados; sino también como un intento de debilitar el potencial de la solidaridad inter-racial entre las clases populares contra la dominación y la explotación común que enfrentan. La alianza, construida históricamente y conservada socialmente, entre clase trabajadora blanca y elite blanca es un factor clave en el mantenimiento de la supremacía blanca y es una forma de evitar que la clase trabajadora en su conjunto se organice colectivamente para alcanzar sus intereses generales y los de la humanidad.

Rechazamos una concepción reduccionista de la clase que ignora las formas específicas en que la opresión racial hace una diferencia entre las experiencias de personas racialmente oprimidas y las de personas blancas, a pesar de las cosas que tienen en común. También rechazamos la noción reduccionista de la raza que ignora las formas en que la clase, el género, la sexualidad y otras formas de opresión hacen la diferencia con respecto a las experiencias, y las muchas formas en que la opresión racial se manifiesta en las vidas cotidianas de las personas. Aunque la estructura y la realidad general de la supremacía blanca sigue vigente, también vemos la emergencia de una clase dominante crecientemente globalizada y multirracial. Ante esto vemos la necesidad de un pensamiento y una práctica nueva y más profunda, desde una perspectiva revolucionaria que vaya más allá del binarismo racial blanco y negro. Reconocemos la relevancia de las reflexiones y contribuciones de las teorías y movimientos basados en la identidad. Sin embargo, rechazamos las interpretaciones y tendencias individualistas y basadas en la culpa que a menudo encontramos en el activismo anti-racista. En cambio, reconocemos la necesidad de un desmantelamiento completo de las estructuras jerárquicas capitalistas sobre las que se erige la supremacía blanca.

Creemos que, en Estados Unidos, la raza, la clase y otras formas de opresión están intrínsecamente conectadas, que interactúan entre ellas y afectan a distintos grupos de personas de maneras diferentes. Reconocemos que hay relaciones sociales históricamente complejas entre y dentro de las comunidades de color y no asumimos que haya una solidaridad racial inherente o inevitable entre las personas de color. Estas divisiones, jerarquías y prejuicios constantes y en evolución entre personas racialmente oprimidas fueron promovidas por el sistema de supremacía blanca, y son fundamentales para su funcionamiento general. Aún más, la larga historia de traiciones, falta de respeto, hostilidad y opresión consciente por parte de blancos de la clase trabajadora en contra de personas racialmente oprimidas reafirma nuestro respeto y respaldo de las personas de color que desean luchar autónomamente. Sin embargo, nuestro respaldo a la auto-determinación nunca será un apoyo transigente, meramente simbólico, condescendiente o ciego, que justifique y respalde cualquier acción de formaciones autónomas basadas en la raza; esas acciones deben respaldarse a partir de luchas y principios comunes, vinculados al respeto, la humildad y un grado de deferencia en áreas en las que uno no es afectado directamente. Creemos que la experimentación es necesaria para desarrollar herramientas y prácticas que contribuyan al desarrollo de un movimiento de clase trabajadora y multirracial genuino en Estados Unidos. Creemos que construir dicho movimiento es tarea de todos los revolucionarios anti-racistas, anti-estatistas y anti-capitalistas serios.