VERSIÓN EN INGLES/ENGLISH VERSION
En los Estados Unidos, segmentos crecientes de la población están atravesando un período de profunda politización y polarización. Las elites políticas luchan por mantener el control a medida que un número creciente de personas busca alternativas de izquierda y derecha. A raíz de las elecciones de 2016, las organizaciones políticas de la izquierda han crecido significativamente, sobre todo expresadas en el crecimiento explosivo de los socialistas demócratas de América (DSA). Mientras tanto, Trump se ha unido a otros gobiernos de extrema derecha que están surgiendo en todo el mundo, alentando a las fuerzas fascistas en las calles. Estos desarrollos han provocado un amplio debate sobre la naturaleza del socialismo y sus distintos sabores dentro y fuera de los EE. UU.
Entre las diversas ramas dentro de la amplia tradición socialista, el socialismo libertario es posiblemente el menos comprendido. Para muchas personas en los Estados Unidos, el socialismo libertario suena como una contradicción en los términos. La influencia corrosiva de la Guerra Fría ha distorsionado nuestra comprensión del socialismo, mientras que el secuestro explícito del término libertario por las fuerzas de derecha lo ha despojado de sus raíces dentro del campo socialista / comunista. Fuera del caso excepcional de los EE. UU., se entiende ampliamente que libertario es sinónimo de anarquismo o socialismo antiestatal. En América Latina en particular, los socialistas libertarios han desempeñado un papel fundamental en las luchas populares en toda la región, desde los movimientos estudiantiles en masa hasta la reciente ola de luchas feministas. Para expandir y enriquecer el debate actual sobre el socialismo en los EE. UU., Hablamos con varios militantes de organizaciones políticas en la tradición del socialismo libertario en Brasil, Argentina y Chile para explorar la historia, teoría y práctica del socialismo libertario.
Debido a la longitud de las respuestas, publicaremos esta entrevista de mesa redonda a plazos (parte 1). Para la parte 2, hablamos con militantes de Acción Socialista Libertaria (ASL) de Argentina.
También quisimos agradecer a todxs lxs que contribuyeron a nuestra recaudación de fondos Construyendo puentes de solidaridad internacional que hizo posible esta serie de entrevistas.
-Introducción, traducción y entrevista por Enrique Guerrero-López
ENRIQUE: ¿Puede presentarse, decirnos el nombre de su organización y un breve resumen de sus orígenes y su trabajo principal?
ASL: Somos la ASL (Acción Socialista Libertaria). Tenemos núcleos militantes en La Plata (Buenos Aires), Gran Buenos Aires Sur, Gran Buenos Aires Oeste, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Córdoba.
Nuestra presentación pública formal fue hacia noviembre de 2015, aunque veníamos reuniéndonos, debatiendo y planificando militancias en común desde, al menos, 2012.
Podríamos decir que el núcleo original de ASL fue la confluencia de compañeres con militancias políticas y sociales previas. Algunes que provenían de la experiencia política de OSL (Organización Socialista Libertaria) durante los 90s y hasta 2009; otres anarquistas con militancia piquetera en el MTD 1° de Mayo y el Movimiento de Trabajadorxs Norberto Salto, que junto a otras movimientos conforman el FOL (Frente de Organizaciones en Lucha) en el 2006; un núcleo de compañeres con militancia en el Colectivo desde el Pié (Agrupación estudiantil, gremial y de coproducción de Ciencias Exactas); otres que se fueron sumando que habían militado en la Red Libertaria en Buenos Aires y también de espacios feministas. Con ese núcleo primario fuimos combinando y agrupando las diversas experiencias y trayectorias para construir acuerdos y políticas en común.
Pensamos que la construcción de una Organización Política Libertaria con arraigo y desarrollo de su militancia en la lucha de clases debe ser algo permanente y continuo; que es una paciente tarea de desarrollar orgánica, programa, estrategias y tácticas novedosas pero con un fuerte sentido de pertenencia a los núcleos centrales del anarquismo. En ese sentido, nos percibimos como una Organización en construcción aún y con diversos grados de inserción popular.
Desarrollamos, entonces, diversas militancias de base y populares: en el ámbito territorial, ambiental, del feminismo, sindical, estudiantil, de los derechos humanos. Además de desarrollar actividades de propaganda, difusión y formación.
¿Cuáles son las raíces (origenes) del socialismo libertario en América del Sur?
En América del Sur, el anarquismo se instaló como corriente en el movimiento obrero y popular temprana y sólidamente. Sobre todo en las grandes urbes con acceso al puerto, la gran llegada de inmigración europea traía en sus alforjas toda una experiencia de organización y lucha. Llegan protagonistas de las revueltas del 48, comuneros perseguidos de París, integrantes de las secciones de la I Internacional.
En Argentina es particularmente importante el arribo de militancia anarquista. Ya vemos hacia 1858 la constitución de las primeras cajas de socorro mútuo y para fines de 1870 se establecen los primeros sindicatos, periódicos y agrupaciones libertarias.
Encuentran una sociedad sumamente desigual, injusta y en conflicto. El “éxito”, entonces, no será tanto de la capacidad de lxs “que vienen”, sino de lo que aquí se encuentra.
La corriente socialista libertaria será, en Argentina, ampliamente mayoritaria, en la izquierda y en el seno del movimiento obrero hasta 1930, con organizaciones emblemáticas como la F.O.R.A. (Federación Obrera Regional Argentina). Hasta ese momento, la militancia anarquista y la obrera se confunden en las mismas organizaciones.
La represión y los cambios en la configuración económica, por un lado; y la falta de actualización política-teórica propia y la aparición de nuevos actores políticos (Partido Comunista, peronismo, etc.), por otro, llevan al socialismo libertario a una crisis de grandes proporciones.
En ese contexto irán surgiendo organizaciones específicamente políticas del anarquismo. La ALA (Alianza Libertaria Argentina) entre 1923 y 1932); la Alianza Obrera Spartacus (entre 1935 y 40); la FACA/FLA (Federación Anarco-Comunista Argentina) entre 1932 hasta los años 50s y luego, con el nombre de Federación Libertaria Argentina, sobreviviendo hasta la actualidad; la Resistencia Libertaria (1969 a 1978) son ejemplos que tomamos como antecedentes en nuestro país.
Se pensarán como organizaciones políticas con diferentes espacios de inserción social (obrero, estudiantil, campesino, barrial), asumiendo la pérdida de la hegemonía libertaria del pasado e intentando ajustar sus tácticas y su propaganda para volver a desarrollar una sólida corriente libertaria en el seno del campo popular.
¿Qué diferencia al socialismo libertario de otras ramas del socialismo?
Nos gusta definirnos como parte de la izquierda revolucionaria, como una corriente libertaria dentro de ella; con sus particularidades y semejanzas.
Nuestra hipótesis de desarrollo de la experiencia del socialismo libertario en el campo popular es poder construir una alternativa política de masas que cuestione las formas representativas delegativas, autoritarias, verticales y patriarcales.
En ese sentido, tomamos tres ejes centrales y transversales de nuestra corriente como elementos distintivos: el clasismo, el feminismo, la práctica libertaria.
Nuestra militancia de base intenta desarrollar elementos disruptivos y democráticos consecuentes; intenta priorizar conciencia antes que la disputa por la mera dirección formal de organizaciones populares.
Otro elemento importante es la noción pedagógica de la acción directa en el camino de construcción de un Poder Directo del Pueblo; potenciando la práctica política de nuestra clase.
Un tercer vector es desarrollar una política antipatriarcal integral que atraviese toda la experiencia de masas, más allá de tareas concretas que se da el propio movimiento de mujeres y disidencias (la lucha por el aborto legal, la autodefensa contra el feminicidio, etc).
Nos parece central como anarquistas, además, el cuestionamiento de la democracia burguesa como espacio de resolución o mejoras de las condiciones de vida de nuestra clase; intentando desarrollar experiencias de gestión directa, democrática y de abajo hacia arriba. En ese sentido, intentamos desarrollar un cuestionamiento al Estado como lugar de disputa y a la vía electoral como “único” espacio de acción específicamente política.
¿Qué papel juega la organización política dentro de los movimientos sociales y cómo encaja eso en su visión de la política socialista libertaria?
Existen diversas visiones en el campo de la izquierda con respecto a la intervención de las organizaciones políticas en los movimientos sociales.
Incluso dentro del anarquismo militante (dejando de lado a individualistas o a aquellxs que abordan aspectos más “contraculturales”), podríamos decir que existen por lo menos tres posiciones al respecto: lxs que ven al “grupo político libertario” como un espacio únicamente de propaganda o difusión y donde los acuerdos son laxos y casi no hay intervención en los movimientos sociales ; aquellxs que no ven la necesidad de desarrollar un espacio estrictamente político y combinan en la militancia de base aspectos políticos-sociales comunes; y, finalmente, una corriente como la nuestra que ve central la doble organización, la política y la social.
Nuestra visión de la Organización Política Libertaria intenta tomar enseñanzas de las experiencias históricas que señalamos anteriormente, incorporando además la experiencia de diversas organizaciones del llamado “especifismo latinoamericano”, como la FAU (Federación Anarquista Uruguaya) desde los años 60s o la OSL (Organización Socialista Libertaria) en Argentina en los 90s y 2000s. También la experiencia de los exiliados rusos de Dielo Truda (con Makhno y Archinoff como cabezas visibles) que propondrán una Unión General de los Anarquistas y una Plataforma Organizativa.
Considerando la relación con las organizaciones sociales, consideramos a nuestra organización política como una instancia de articulación de nuestra militancia popular; de formación de militantes integrales libertarixs y de debate estratégico de nuestras tareas específicamente, considerándonos como apenas un núcleo de una construcción mayor a desarrollar.
- Articulación de la militancia popular, como un espacio pedagógico y dinamizador de nuestra inserción popular; defendiendo la independencia política de las organizaciones de base, pero trabajando para potenciar todo lo que de clasista, feminista y libertario tenga en su seno. Fomentando la defensa de derechos y libertades populares y, a su vez, ir prefigurando en prácticas concretas y palpables la sociedad por la que luchamos. Definir tácticas y estrategias comunes de las diversas militancias y coordinar nuestra militancia en un sentido de desarrollar un Poder Directo del Pueblo como herramienta de ruptura con el actual orden capitalista, patriarcal y estatal.
- La formación de militantes integrales libertarixs la entendemos como algo dinámico y con diversas aristas: la práctica política con determinados valores y sentires; la formación teórica mediante los debates, la lectura y talleres; la diversidad de nuestras responsabilidades en la organización política y en la social; la polémica con otras corrientes; la elaboración de materiales de propaganda y difusión, etc.
- El debate estratégico de nuestras tareas no lo pensamos escindidas de la propias características niveles de desarrollo de las organizaciones sociales donde participamos ni donde construímos. Objetivos como la autoactividad de las masas, autogobierno de lxs trabajadorxs o independencia de clase no son aspectos formales o retóricos, debemos empalmarlos desde el hoy en las tareas de los movimientos sociales.
En ese sentido la Organización Política la vemos como un empuje, un aliento, un sostén del desarrollo autónomo del movimiento popular; con más responsabilidades y ningún privilegio; y actuando, en determinados momentos de repliegue, como retaguardia que salvaguarde los objetivos de transformación radical.
La Organización Política la pensamos como un espacio pedagógico y dinamizador de la militancia popular. Una de nuestras tareas es defender la independencia política de las organizaciones populares, pero militando para potenciar todo lo que de clasista, feminista y libertario tenga en su seno. Pensamos que la política debe surgir desde la base, de abajo hacia arriba;
En los EE. UU., Existe un amplio debate sobre la política electoral en la izquierda. ¿Cómo se relacionan los socialistas libertarios en América del Sur con la política electoral?
Históricamente, las organizaciones y corrientes políticas más importantes de la izquierda en Argentina han participado electoralmente. Desde el viejo Partido Socialista desde fines del Siglo IXX hasta el Partido Comunista desde los años 30 del siglo pasado. Tal vez, la excepción ha sido en los años 70 el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores), una importante formación proveniente del trotskismo y guevarismo que desarrolló la lucha armada y no participó electoralmente en su momento de auge.
Desde el retorno de la democracia en 1983, las organizaciones de izquierda anticapitalista más importantes han sido las provenientes del trotskismo. Todas ellas, han desarrollado durante estos más de 30 años una sostenida política de intervención electoral. A veces como tribuna de debate, otras como propaganda y, desde la formación del FIT (Frente de Izquierda y de los Trabajadores, una alianza entre diversos grupos de izquierda), han tenido pequeños “éxitos electorales”, sumando alrededor de un 3 a 5 % del electorado nacional, ganando diputados nacionales y provinciales y referenciado a determinados “tribunos del pueblo”.
El anarquismo y sus organizaciones en Argentina nunca ha desarrollado sectores que hayan participado electoralmente en la democracia burguesa. Aunque en los últimos años se da una paradoja con respecto a nuestro marco de alianzas. Sectores con los que compartimos militancia social, acuerdos tácticos de intervención o, incluso, espacios de articulación política han, progresivamente, optado por comenzar a participar de diferentes instancias electorales. Algunas en el mencionado FIT y otras en construcciones de centroizquierda o aliadas de sectores del kirchnerismo. Incluso encontramos franjas con sostenidas simpatías hacia nuestra corriente o, incluso, provenientes del anarquismo.
Esto nos obligó a debatir con ellos, más desde lo táctico y político coyuntural, sin caer en posiciones cerradas y abstencionistas abstractas.
Podemos ver tres debates centrales en ese sentido. Por un lado, la cuestión electoral se ve como un “salto a la política” posible, un crecimiento y una respuesta para superar el “corporativismo” y el “tradeunionismo” desde las militancias sociales. Ante esto, nuestra postura es que es correcta la necesidad de ese “salto”, pero que circunscribir la intervención política a la intervención electoral desprecia la política, la mete en la arena del enemigo, con las tácticas del enemigo de clase y sus instrumentos. Seguimos sosteniendo que la democracia burguesa es la dictadura de la burguesía, un instrumento de consenso para la explotación capitalista y patriarcal. Nos interesa desarrollar campañas políticas de intervención local y nacional; propuestas populares, etc incluso con presentación de proyectos de ley, como fue el caso de la Ley de Interrupción Voluntario del Embarazo, donde amplios sectores desarrollaron desde abajo y democrática y nacionalmente una gran campaña de masas.
El otro aspecto es nuestro cuestionamiento de la democracia burguesa y la necesidad de articular una Alternativa Política Extraparlamentaria que sea una referencia para los movimientos sociales en lucha, el movimiento de mujeres y disidencias, las corrientes clasistas del movimiento obrero y estudiantil, etc. Una articulación política y con una agenda de intervención entre diferentes corrientes de la izquierda revolucionaria, libertaria y autónoma. Mal podremos desarrollar una crítica radical y política a los instrumentos de consenso de la burguesía si aceptamos lisa y llanamente su juego.
Finalmente, nuestra crítica táctica a la intervención electoral la analizamos a la luz de los recursos políticos, militantes y económicos que se destinan a las campañas electorales por organizaciones hermanas; lo que va a redundar, más temprano que tarde, en un descuido o en una apreciación instrumentista de la militancia de base y de las organizaciones sociales es post de una “corrección política” y de un conservadurismo en métodos audaces o disruptivos de intervención política, sobre todo aquellos que desarrollan la acción directa como método de intervención.
Recientemente, ha habido una ola de luchas feministas en América del Sur, particularmente en Argentina y Chile, incluyendo toma de escuelas y manifestaciones masivas sobre derechos reproductivos. ¿Cómo han participado lxs socialistas libertarios en estas luchas y cómo el feminismo difunde su teoría y su práctica a nivel general?
Es interesante rastrear los antecedentes históricos del movimiento feminista en la región para analizar la fundamental influencia libertaria. Desde la experiencia del periódico “La voz de la Mujer”, impulsado por la anarcofeminista Virginia Bolten; pasando por la formación de Mujeres Libres en los años 80s en Buenos Aires o las primeras “Comisiones de Mujeres” con una fuerte intervención de nuestras compañeras anarquistas en los movimientos piqueteros a finales de los 90s hasta la actualidad.
En toda esta etapa hemos participado activamente, aún con nuestras modestas fuerzas. Lo hemos hecho, en el dïa a día y, por supuesto, en las calles, en esas multitudinarias e históricas jornadas de lucha. Tanto en las movilizaciones del Ni Una Menos, como en los paros de mujeres, los 8 de Marzo, los 25 de noviembre o en las jornadas de acampe y acción directa en el Congreso Nacional por la sanción de la ley de interrupción voluntaria del embarazo.
Pero, también, interviniendo diariamente en varias organizaciones específicas: en consejerías populares pre y post aborto, en la Campaña Nacional Contra las Violencias hacia las Mujeres, en la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito; en los Encuentros Nacionales de Mujeres, ahora renombrado Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas,Travestis y Trans; en organizaciones feministas específicas y en las diversas comisiones y áreas de las organizaciones populares donde militamos.
Desde el punto de intervención política particular estamos impulsando una Asamblea Feminista Libertaria junto a compañeras de otras organizaciones libertarias y militantes anarquistas sindicales, sociales, feministas, intelectuales y estudiantiles. La idea es pensar nuestra práctica, acordar políticas transversales de intervención y elaborar línea para accionar desde nuestra mirada en la actual coyuntura.
En ese sentido, desde ASL, hemos editado un documento para aportar a una Definición Estratégica del Feminismo Libertario. En él, caracterizamos al movimiento de mujeres y disidencias como, claramente, el sector más dinámico políticamente de la clase trabajadora en estos días ya que cuestiona no solo las opresiones patriarcales y capitalistas dentro de las relaciones personales y cotidianas, sino también de las instituciones del Estado e incluso dentro de las organizaciones sociales.
En América del Sur, muchos socialistas libertarixs han propuesto una teoría y una práctica para construir el “poder popular”. ¿Qué es el poder popular y qué formas ha adoptado en la práctica?
Al igual que la mayoría de la militancia de izquierda con inserción social en Latinoamérica, desde el socialismo libertario se aborda la construcción de Poder Popular.
Hemos intentado polemizar con el término desde un cuadernillo que intenta sistematizar nuestras posiciones al respecto ya que, dentro de ese concepto tan amplio, se pueden ver rastros de las más variadas corrientes y políticas. Algunas de ellas enriquecen y otras, a nuestro humilde entender, confunden.
Para la A.S.L., la construcción de Poder Popular es una estrategia compleja, permanente y de disputa.
Ante la multiplicidad de acepciones que se le da, desde un tiempo a esta parte, comenzamos a definir dicha estrategia como Poder Directo del Pueblo; ya que nos parece que se acerca mucho más a una visión libertaria de la construcción.
Decimos que la construcción de Poder Directo del Pueblo (PDP) es compleja porque intenta encontrar herramientas y gérmenes de prácticas liberadoras en las condiciones objetivas en la cual desarrollamos nuestra militancia; permanente, porque no pensamos un desarrollo en etapas estancas pero tampoco que todo momento político sea el mismo para el desarrollo del PDP; y de disputa, porque intenta pelear contras los sentidos verticales, patriarcales y liberales en la construcción política y de masas.
Pensamos que el desarrollo del PDP debe ir de la mano de la experiencia, de la lectura de la etapa y de las propias fuerzas que – como clase – tengamos. Discrepando tanto con la “huída del poder” como con la “toma del poder”; consideramos que la estrategia de PDP va construyendo un poder desde los sectores oprimidos y desde el pueblo trabajador desde donde prefigurar materialmente ese socialismo libertario, desde abajo, sin Estado ni Patriarcado que queremos construir.
En la actual coyuntura que atraviesa la región, estamos atravesando una etapa de PDP que se apoya más en la Resistencia y Organización que en avances significativos.
La necesidad de defender conquistas históricas de nuestra clase y del movimiento de mujeres y disidencias sexuales se torna central en esta etapa. Por ello la promoción de organizarnos unitariamente desde abajo, en las organizaciones gremiales y político-gremiales que las masas reconocen como legítimas para su defensa: sindicatos, organizaciones sociales y reivindicativas, centro de estudiantes, asociaciones barriales, agrupaciones y consejerías feministas.
Por otro, lado, nos parece central el debate acerca del cuestionamiento de la democracia burguesa como el espacio político “natural” de nuestras intervenciones; intentando desarrollar y promover instancias locales de democracia y acción directa: campañas, coordinadoras multisectoriales, romper con el coorporativismo, etc.
Dentro de esto, vemos fundamental la experimentación de la gestión de recursos arrancados en la lucha en el ámbito territorial, la posibilidad de contención antiburocrática en determinados Cuerpos de Delegadxs o Juntas Internas gremiales para defender conquistas, la solidaridad de clase. Creer en la práctica en nuestras fuerzas, demostrando que ninguna crisis podrán resolverla los que la generaron: el Estado y los patrones.
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