Cambiar La Marea:

Un Programa Anarquista Para el Poder Popular

6. Limited Term Strategy

6. Estrategia a Plazo Limitado

Versión pública

Introducción

La coyuntura actual contiene un amplio abanico de obstáculos para les anarquistas que aspiran a un horizonte socialista-libertario. Las crisis en cascada que marcan este momento, desde la ecológica hasta la económica, pueden ser a la vez desalentadoras y desorientadoras. Sin soluciones significativas por parte de las élites políticas, el proceso de polarización y politización continúa. Mientras que la extrema derecha ha crecido en tamaño y fuerza dentro y fuera de Estados Unidos, la izquierda organizada sigue siendo frágil y fracturada, con una facción revolucionaria marginal en gran medida eclipsada por la política del socialismo democrático. Hemos sido testigos de inspiradoras oleadas de movilización de masas en los últimos años, pero décadas de capitalismo neoliberal han erosionado muchas de las organizaciones sociales y políticas necesarias para ampliar el potencial radical de las protestas callejeras.

Pero no todo está perdido. El movimiento obrero está mostrando signos significativos de fortaleza. Les inquilines se están organizando a escala local y nacional. El anarquismo organizado crece internacionalmente. Hay más gente abierta a la política socialista que en ningún otro momento desde el final de la Guerra Fría. El levantamiento de George Floyd en 2020 radicalizó a amplios sectores de la población -llevando la cuestión de la abolición de la policía de los márgenes a la corriente dominante- y todavía tenemos que presenciar plenamente los efectos derivados de la rebelión. Los movimientos indígenas de defensa de la tierra y el agua persisten tenazmente en las tierras nativas de todo el continente. Hay destellos de lucha feminista contra los ataques a la autonomía corporal y a las personas LGBTQ. Y la disminución de la confianza en muchas de las principales instituciones políticas y económicas de Estados Unidos sugiere un menor interés en la política de siempre y un hambre de modos independientes de lucha y organización.

Para hacer frente a esta mezcla de obstáculos y aperturas, debemos adaptar nuestra Estrategia General a las condiciones actuales. Esto plantea una serie de preguntas: ¿Cuáles son nuestros puntos fuertes y débiles como organización política? ¿Cuáles deben ser nuestras prioridades estratégicas a corto y largo plazo? ¿Qué sectores parecen tener actualmente más potencial para construir poder popular y cómo debemos relacionarnos con ellos? ¿Qué papel deben desempeñar las organizaciones intermedias en esta coyuntura? ¿Cómo hacer frente al crecimiento de la extrema derecha? ¿Con qué organizaciones deberíamos formar alianzas a nivel político, tanto dentro como fuera del país? ¿Qué movimientos, si los hay, tienen el potencial de unir a múltiples sectores en un Frente de Clases Dominadas que pueda sustituir al sistema de dominación por una nueva sociedad basada en las necesidades humanas, la ecología, la libertad, la igualdad, la autogestión y la solidaridad?

El siguiente marco para nuestra Estrategia a Plazo Limitado se inspira en nuestra Estrategia General. Pero la primera es diferente de la segunda. A diferencia de la Estrategia General, la Estrategia a Plazo Limitado está limitada en el tiempo y determinada por las condiciones inmediatas. Está enmarcada en objetivos estratégicos y planes tácticos a corto, medio y largo plazo. Estos planes se basan en la coyuntura actual y su relación con el sistema de dominación, sin perder de vista nuestro objetivo final: la revolución social y el socialismo libertario. Esto garantiza que nuestros medios y fines permanezcan alineados. Nuestra Estrategia a Plazo Limitado se desglosa por niveles político, intermedio y social/de organización de masas, esbozando algunos de nuestros objetivos estratégicos y tácticas para cada uno de ellos.

Nivel político

Como muchas organizaciones políticas de la izquierda revolucionaria, Rosa Negra se enfrenta al reto de una capacidad limitada. Tras un periodo de crecimiento sostenido desde nuestra fundación, una combinación de conflictos internos y presiones externas provocó un descenso significativo del número de miembros. Sin embargo, tras un prolongado proceso de discusión interna, debate y reestructuración -durante el cual pusimos en pausa la incorporación de nueves miembres-, BRRN ha emergido como un proyecto político más pequeño, diverso pero más unificado y cohesionado. Desde entonces, hemos reabierto la integración de nueves miembros y nuevas locales, y ahora estamos reconstruyendo la organización sobre una base más sólida. Teniendo en cuenta nuestros puntos fuertes y débiles, junto con la coyuntura actual, los objetivos estratégicos de BRRN a nivel político son:

  • Desarrollar y reforzar las relaciones con organizaciones políticas aliadas en Estados Unidos. En el pasado, la BRRN ha colaborado formal e informalmente con organizaciones políticas aliadas. Esto demuestra nuestra capacidad para una orientación no sectaria positiva hacia el trabajo con grupos similares con el fin de lograr objetivos estratégicos compartidos. En la actualidad, algunes miembros de la BRRN están muy cerca de, o colaboran directamente con, miembros de organizaciones que comparten una visión y orientación similares respecto a las enojosas cuestiones tácticas y estratégicas de nuestro momento. Dado el débil estado del movimiento socialista revolucionario en EE.UU., deberíamos, en la medida de lo posible, seguir desarrollando nuestras relaciones y el trabajo conjunto con estos grupos/organizaciones.
  • Aumentar y reforzar las relaciones, alianzas y solidaridad internacionales. Uno de los puntos fuertes de la BRRN desde su fundación ha sido su énfasis en el internacionalismo. Esto ha tomado una variedad de formas, desde campañas de solidaridad hasta el envío de delegaciones a reuniones internacionales. Pero una de las principales expresiones de nuestro internacionalismo ha sido a través de nuestras relaciones con las organizaciones políticas anarquistas de todo el mundo, especialmente en Sudamérica. Estas relaciones se han desarrollado en el transcurso de una década, durante la cual el tamaño y el alcance de la corriente anarquista organizada ha crecido en todo el mundo, incluyendo nuevas formaciones en Argentina, Australia, Chile, España, Francia, Turquía y Alemania, por nombrar algunos. A medida que las fuerzas del nacionalismo de extrema derecha ganan terreno en todo el mundo; a medida que el cambio climático se acelera, amenazando al planeta en su conjunto; y a medida que el declive de la hegemonía global de EE.UU. señala un orden mundial incierto e inestable; la necesidad de internacionalismo es evidente.
  • Establecer el anarquismo organizado como una fuerza influyente en la izquierda estadounidense y en los movimientos sociales. Desde mediados de la década de 1990 hasta Occupy Wall Street, los métodos de organización y las perspectivas anarquistas dieron forma al sentido común de gran parte de la izquierda estadounidense, incluidas aquellas personas que nunca se identificaron con el anarquismo. Esto no fue por accidente, sino que se ganó a pulso durante décadas de organización en primera línea por parte de anarquistas comprometidos. Desde el movimiento Occupy, el anarquismo ha perdido gran parte de su influencia anterior en la izquierda y los movimientos sociales. A pesar de su clara huella en las luchas recientes -desde los esfuerzos antifascistas y abolicionistas hasta la explosión de proyectos de ayuda mutua durante el pico de la pandemia- el anarquismo, y la izquierda revolucionaria en general, ha sido eclipsado por las fuerzas del socialismo democrático. Tras el fracaso de la campaña presidencial de Bernie Sanders en 2016, les miembros de Socialistas Democráticos de América (DSA) aumentaron, alimentando el entusiasmo de un autoproclamado socialista democrático que aspiraba a la Casa Blanca. El espectacular crecimiento e influencia de DSA ha arrastrado a gran parte de la izquierda a la órbita pacificadora de la política electoral y ha revivido una corriente socialdemócrata dentro de la política estadounidense. Sin embargo, desde la segunda candidatura fallida de Sanders a la Presidencia en 2020, DSA está en declive. A la luz del debilitamiento de la confianza en las instituciones estadounidenses, el abrumador énfasis de DSA en la política electoral y la reforma socialdemócrata exige una alternativa revolucionaria y antiestatal. Para recuperar la fuerza política que una vez tuvo el anarquismo y ponerla sobre una base más firme, necesitamos recuperar la tradición de la organización dual. Aunque todavía somos pequeños, BRRN es la única organización política anarquista en la tradición de la organización dual que se extiende por todo el país. Tenemos militantes experimentados y locales de costa a costa, una pequeña pero creciente presencia en los movimientos obreros y de inquilines, fuertes relaciones internacionales y una robusta infraestructura de comunicaciones. BRRN está por tanto preparada para extender la creciente influencia del anarquismo organizado en los Estados Unidos.

Nivel intermedio

Nuestra Estrategia General para la transformación social se basa en el protagonismo de los movimientos de masas. Pero en la mayor parte del país hay pocos movimientos, si es que hay alguno. Durante los últimos cuarenta años, las fuerzas del neoliberalismo han ido vaciando muchas de las organizaciones e instituciones de masas de Estados Unidos. Este prolongado proceso ha fomentado la alienación, el individualismo y la fragmentación generalizados. Cómo reconstruir los movimientos de masas en este contexto es una de las cuestiones centrales a las que se enfrentan les anarquistas organizades y otres revolucionaries: sólo dentro y a través de las organizaciones de masas es posible la revolución social. Mientras tanto, los pocos movimientos de masas que existen suelen estar dominados por las fuerzas fieles del reformismo: organizaciones sin ánimo de lucro y burócratas sindicales. En estas circunstancias, las organizaciones de nivel intermedio pueden ayudar a salvar la distancia entre los ciclos de movilización y desmovilización que vemos hoy en día y el tipo de organizaciones militantes y de masas que necesitamos para avanzar en la lucha hacia la revolución social. En esta coyuntura, la orientación estratégica de la BRRN a nivel intermedio será:

  • Construir organizaciones feministas intermedias enraizadas en las necesidades de padres y madres de clase trabajadora. La pandemia del virus COVID-19 puso de manifiesto las numerosas necesidades de padres y madres de clase trabajadora. Cuando las escuelas dejaron de funcionar y las guarderías cerraron sus puertas, muches cuidadores tuvieron que hacer malabarismos para compaginar el trabajo asalariado con el trabajo no asalariado de criar a sus hijos. En un contexto de inflación creciente, las familias se enfrentan también a un aumento de los gastos de guardería. En las escuelas, las familias se enfrentan a una reacción violenta contra los fantasmas de la Teoría Crítica de la Raza y la llamada “ideología de género”. Esta última forma parte de un ataque patriarcal más amplio que llevan a cabo las fuerzas de extrema derecha en las instituciones estatales y en las calles contra la autonomía corporal y las personas trans en particular. Estos ataques exigen una feroz lucha feminista. Pero el movimiento feminista de Estados Unidos aún no está a la altura de las circunstancias. Su relación restrictiva con el Partido Demócrata y la abrumadora presencia de organizaciones sin fines de lucro en el centro de la lucha feminista siguen socavando la capacidad del movimiento para lograr y mantener cambios más sustanciales en el statu quo. Como alternativa, BRRN ha defendido durante mucho tiempo un feminismo desde abajo, basado en la lucha de clases, el antirracismo y el internacionalismo. Además, BRRN ha contado con un número significativo de progenitores entre sus miembros desde su fundación, y muches de nosotres nos hemos enfrentado a los retos actuales expuestos anteriormente. Estas cuestiones tienden a ser transversales a varios sectores en los que les militantes de BRRN son actives -incluyendo escuelas, barrios y lugares de trabajo- y por lo tanto tienen potencial para construir un Frente de Clases Dominadas.
  • Crear, ampliar y promover organizaciones intermedias de trabajadores de base independientes de las burocracias sindicales y los partidos políticos. El reciente repunte de la organización en el lugar de trabajo ha inspirado un renovado interés y actividad en el movimiento obrero. Se trata de un hecho positivo. Pero una de las barreras que impiden el potencial revolucionario del movimiento obrero sigue siendo el poder y la influencia de una burocracia sindical atrincherada y su relación abusiva con el Partido Demócrata. Para desarrollar la autoconfianza, las habilidades, la capacidad y la participación de las bases, necesitamos organizaciones independientes controladas por les trabajadores dentro y fuera de los centros de trabajo. Enraizadas en la democracia directa, la acción directa y la solidaridad, estas formaciones desempeñan un papel fundamental no sólo para garantizar mejores condiciones de trabajo, sino también para sentar las bases de la autogestión de les trabajadores y plantear un desafío significativo al sistema de dominación. Al ampliarse con el tiempo, las organizaciones independientes de base -incluidos los comités en el lugar de trabajo, los grupos sindicales y las asambleas de trabajadores locales o regionales- pueden desarrollar las relaciones y la capacidad necesarias para emprender luchas más amplias dentro de las industrias y entre ellas. Podemos ver ejemplos de este tipo de organización en Railroad Workers United, Amazonians United y algunos de los grupos de base de la red de educadores K-12, United Caucuses of Rank-and-File Educators. Al construir una amplia base desde abajo, estas organizaciones tienen el potencial de allanar el camino hacia la sustitución de la forma de sindicalismo burocrático y orientado a los servicios que predomina en el movimiento obrero actual por un sindicalismo de lucha de clases más combativo, capaz de hacer avanzar la lucha contra el capital y el sistema de dominación en general. Además, las organizaciones de base consolidarán desde abajo la fuerza de les trabajadores en las industrias y regiones, permitiéndoles compartir recursos y coordinar esfuerzos.

Nivel social / de masas

A pesar de los bajos niveles de organización de masas, todavía existen focos de lucha que encierran la promesa de construir poder popular en el momento actual. Según nuestra Estrategia General, la construcción del poder popular pasa por el protagonismo de los movimientos de masas y las distintas luchas por las reformas en torno a las necesidades compartidas por sus bases. Pero cómo se logran estas reformas y qué características definen a las organizaciones de masas que las impulsan son también elementos cruciales de nuestra estrategia. Estos métodos y formas organizativas incluyen: acción directa, democracia directa, solidaridad, militancia, lucha de clases e independencia de clase, autogestión, internacionalismo y una cultura revolucionaria. Es a través de estas prácticas que los movimientos desarrollan el poder popular. Desde una perspectiva crítica de la coyuntura actual y de nuestra propia capacidad, consideramos que los lugares de trabajo, los barrios, las escuelas y los centros penitenciarios son sectores clave para la construcción del poder popular en el próximo periodo. A corto plazo, daremos prioridad a los lugares de trabajo y a los barrios (en particular, a los sindicatos de inquilines) y, con el tiempo, nos expandiremos a otros sectores.

  • Desarrollar y ampliar una minoría militante de anarquistas comprometides con la organización a nivel de base dentro de las industrias estratégicas. Uno de los ingredientes que faltan en el actual esfuerzo por revivir el movimiento obrero es la minoría militante, ese segmento de la clase obrera con la experiencia, la dedicación y la visión que ha contribuido a impulsar anteriores periodos de agitación laboral a gran escala. En Estados Unidos, la minoría militante siempre ha sido políticamente diversa, incluyendo la amplia gama de la izquierda radical, desde anarquistas a trotskistas y más allá. Pero la influencia de una u otra corriente política en el movimiento obrero suele estar ligada a su nivel de organización política, como en el caso del Partido Comunista en la década de 1930. Les anarquistas y les sindicalistas han desempeñado un papel importante como parte de la amplia minoría militante en Estados Unidos desde finales del siglo XIX, sobre todo a través de la IWW. Pero nuestra falta de organización política ha limitado nuestra capacidad de ejercer una mayor influencia. El reciente crecimiento de DSA conducirá probablemente a una minoría militante más reformista dentro del movimiento obrero. En este contexto, BRRN debe facilitar el desarrollo de una minoría militante anarquista.
  • Organizar a les trabajadores que actualmente no están sindicades, dando prioridad a los sindicatos independientes. Aunque en los últimos años se ha producido un repunte en la organización sindical, aproximadamente el 90% de la fuerza laboral sigue sin estar sindicada. Según la Oficina de Estadísticas Laborales, más de la mitad de les sindicalistas viven en sólo siete estados. Nueva York y California concentran el mayor número de afiliades, mientras que Hawái tiene la mayor densidad sindical del país. Mientras tanto, les trabajadores de los estados del sur siguen estando lamentablemente desorganizades, ya que esta región cuenta con doce de los veinte estados con menor densidad sindical del país. Esto deja un amplio campo de lucha potencial abierto a formas más independientes y militantes de organización de les trabajadores dentro y fuera de los sindicatos existentes, especialmente en el Sur. Localmente y en todo el país, hay pocas opciones reales, si es que hay alguna, para afiliarse a un sindicato independiente y orientado a la lucha de clases. Sólo la IWW y la UE son sindicatos que siguen manteniendo los principios de la lucha de clases a nivel nacional, mientras que la ILWU mantiene principios y actividades similares en la Costa Oeste. Dar prioridad a cualquiera de estos sindicatos u otros en el proceso de organizar a las personas no organizadas debe basarse en una evaluación de las condiciones en el lugar de trabajo que se está organizando, así como en una evaluación crítica de estos sindicatos a nivel local, regional y nacional.
  • Desarrollar la teoría socialista libertaria, la historia y las incursiones en la organización de inquilines.: Como en todos los sectores, diferentes tendencias se disputan la influencia y el control de las organizaciones y luchas de sus movimientos. El movimiento de inquilines no es diferente, con organizaciones marxistas-leninistas haciendo un esfuerzo concertado para controlar la Red Sindical Autónoma de Inquilines (más información sobre la red más adelante). Aunque les anarquistas abrieron nuevos caminos en este sector con la aparición de redes de solidaridad en medio de la última crisis de alquiler, nuestra tendencia no ha demostrado el mismo nivel de innovación e iniciativa durante la más reciente.
  • Hacer crecer y reforzar la Red Sindical Autónoma de Inquilines (ATUN): Las presiones combinadas del aumento del costo de la vida y el deterioro de las condiciones de la vivienda han desencadenado un creciente movimiento de inquilines en todo el país. Aunque este movimiento renovado comenzó antes de COVID-19, la pandemia catapultó la necesidad de vivienda -y de protección frente a propietarios negligentes y empresas promotoras rapaces- al centro de las conversaciones públicas y de la vida política. A la cabeza de este movimiento se encuentra la Red de Sindicatos Autónomos de Inquilines (ATUN, por sus siglas en inglés), que actualmente reúne a más de treinta sindicatos de inquilines de dos países para compartir lecciones, estrategias, tácticas y recursos que puedan sostener y ampliar las luchas de les inquilines organizades. Aún más, esta organización de masas independiente enfoca su acción con una visión anticapitalista de la lucha que pretende sustituir la relación inquiline-propietarie por un control radicalmente democrático de los barrios y ciudades de les inquilines. En resumen, la estrategia de ATUN de organizar a les inquilines alojades, okupas y desalojades desde abajo con un horizonte de transformación social ilustra el potencial de construcción del poder popular en la actualidad.
  • Iniciar luchas en torno a temas transversales y campañas intersectoriales en organizaciones de masas: En Estados Unidos, el principal modelo de cambio social gira en torno a campañas sin fines de lucro para reivindicaciones reformistas limitadas. Para reconstruir los movimientos sociales de lucha, tenemos que romper el dominio de este activismo en silos, impulsado por las ONG. Esto significa cambiar el agente de cambio en las luchas contra el sexismo, el racismo, la ecología, etc., de pequeños grupos de activistas profesionalizados a organizaciones de base abiertas que luchen por abordar las polifacéticas necesidades materiales de sus miembros. También significa construir lazos de solidaridad entre diversas luchas como parte de un amplio proyecto político socialista. Aunque nos centramos en la organización en determinados sectores, reconocemos que cada lugar de lucha está vinculado y moldeado por todo el sistema de dominación. Las relaciones, estructuras y mecanismos de dominación -de raza, clase, género y nacionalidad, por ejemplo- abarcan toda la sociedad y se expresan de diversas formas en nuestros lugares de trabajo, barrios, escuelas y cualquier otro ámbito de nuestras vidas. Esto implica la necesidad de un enfoque multisectorial y transversal de la organización que entienda los sectores en relación con los demás y con el sistema más amplio de dominación. Con el fin de unificar los sectores en un movimiento de masas más amplio, este enfoque adopta reivindicaciones compartidas que vinculan los lugares de lucha. Por ejemplo, sindicatos, grupos de estudiantes y asambleas vecinales que se unen en defensa de la autonomía corporal. Aunque la cuestión de la autonomía corporal puede afectar en mayor o menor medida a las personas de estos grupos, existe un reconocimiento compartido de una lucha común. Dado que el racismo, el sexismo, la homofobia y la ecología afectan a todos los sectores, tienen un potencial significativo para construir un Frente de Clases Dominadas.